Sola...
Soledad. Hecho que por si mismo convoca un miedo
que ha de combatirse con el mismo hecho que lo produce.
A Constanza le ronda una idea por la cabeza. Desde hace días, que poco a poco se han convertido en meses, piensa en una sola cosa, piensa en soledad.
La frase 'piensa en soledad' no puede ser más justa para lo que le ocurre día a día, hora tras hora. Por un lado, indica que Constanza está sola; por otro, señala que Constanza piensa en su soledad.
Pero, qué ha sido la soledad para Constanza. Aunque pareciera complicado responder, no lo es tanto, porque, según cuenta ella, simple y sencillamente ha sido un manojo de emociones que arropan desde la más peculiar tristeza hasta la más magnifica sensación de libertad.
Unos días el sentimiento trae sonrisas, otros carcajadas, pero los más lágrimas que se escurren rápidamente de entre su cuerpo y caen fatalmente al suelo.
Al principio, pensó que estaba enferma, luego supo que lo que tenía era un cuadro conocido como 'soledad inaceptada', más tarde y dándose por vencida se supo 'sola'.
Y así, sola lloraba, sola pensaba, sola volvía a llorar, sola comía, sola soñaba, hasta que un día se dio cuenta que sola leía, sola veía, sola sentía y que en términos generales siempre sola había hecho lo que amaba.
Sola se emocionaba con aquella memorable frase de su película favorita, sola hacia que el verbo amar se conjugara al sentir su tierra, sola daba forma a sus más profundos miedos, sola luchaba en la oscuridad con sus más grandes miedos, sola, sola, sola, siempre sola.
Entonces, comprendió la profunda esencia de la soledad, un secreto que sólo conocen los arriesgados, los valientes, los que se atreven. A la soledad se enfrenta en soledad.
Ahora Constanza está 'sola' conociendo su soledad.
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